BRONCÉATE

¿SABES TOMAR EL SOL CORRECTAMENTE?

Aunque morenos estemos más guapos no debemos perder de vista que el bronceado es un signo inequívoco del daño que provoca el sol y que repercute en el envejecimiento cutáneo de la dermis. El bronceado es el mecanismo de defensa que tiene nuestra piel frente a la radiación solar, por lo que  si queremos mantener su salud e integridad mientras nos ponemos morenitos nos toca respetar unas ciertas reglas.

En el post de hoy queremos darte unos consejos útiles sobre como tomar el sol de una forma segura, para que evites las quemaduras solares o lo que es más grave, daños irreversibles en tu piel. Sigue estas sencillas pautas y te asegurarás un precioso y sano bronceado. ¡Empezamos!

¿Qué hacer en casa antes la exposición solar?

Cuando expongas tu piel al sol asegúrate de que esté limpia y sin rastro de maquillaje, es importante para que tu bronceado sea homogéneo. Los maquillajes no están formulados para estar sometidos a temperaturas extremas y pueden reaccionar de maneras imprevistas. Si eres de la que no pueden ir por la vida sin un toque de color, busca productos específicos para tomar el sol.

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Lo segundo que debes hacer es hidratar tu piel a conciencia antes de aplicar tu protector solar. Una piel hidratada responde mucho mejor frente a la radiación solar, se deshidrata menos y se broncea de manera más uniforme.

Tras la hidratación, es momento de aplicar la protección solar justo antes de salir de casa. No cometas el error de aplicarte la protección cuando tu piel ya esté expuesta al sol. Los protectores solares no actúan de forma inmediata ya que sus componentes necesitan unos 30 minutos para que sus partículas se distribuyan sobre la piel construyendo la pantalla protectora. De manera que si te aplicas el protector cuando ya estás al sol, significa que tu piel estará desprotegida el tiempo que el protector tarde en ejercer  su acción.

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Hace unos días ya te hablábamos de fototipos y protector solar. Escoge el que se adapte a tu fototipo, nunca te expongas con protecciones inferiores a las que exige tu tipo de piel. No se trata solo de belleza, es salud.

Cuando vayas al sol, nunca te apliques productos que contengan alcohol, como por ejemplo los perfumes, ya que pueden ocasionar manchas e irritar la piel.

Ya estamos al sol, ¿qué debemos hacer?

Vuelve a aplicar tu protector solar y hazlo cada vez que salgas del agua o que sudes de forma excesiva. Aunque el protector solar sea resistente al agua, siempre es mejor repetir la aplicación para estar seguros de que tu piel sigue estando protegida.

Aplica protector solar cada 2 horas. En condiciones de calor, sudoración y humedad, la capacidad de protección de los productos solares se reduce. No te la juegues.

Utiliza el protector solar sin escatimar. Debes tener en cuenta que estos productos protegen lo que prometen siempre y cuando se apliquen en cantidad generosa. Si te aplicas poco, estarás dejando tu piel desprotegida. Para que tengas una referencia, aplica el doble de la cantidad que aplicarías de tu hidratante habitual.

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Se especialmente generosa con la protección en las zonas más sensibles. No te olvides de proteger el empeine. No serás la primera que acaba con quemadura solar en los pies después de una jornada de sol.

Evita tomar el sol entre las 12:00 y las 16:00 horas. En esta franja horaria los rayos solares inciden de forma más directa sobre la tierra, de manera que son más agresivos y dañan más la piel. Si tomas el sol durante estas horas serás más propensa a las manchas solares. O incluso lesiones más graves.

En lugar de estirarte al sol, mantente en movimiento. Es la mejor manera para conseguir un bronceado uniforme ya que así los rayos solares se distribuyen mejor. Si estás en la playa puedes aprovechar para dar un largo paseo por la orilla.

Si quieres evitar las marcas en tu piel, intenta cambiar de traje de baño con frecuencia.

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Los niños menores de 3 años son especialmente sensibles al sol. Lo mejor es mantenerlos a la sombra, con gorra y camiseta, y aplicar un índice de protección elevado específico para niños pequeños.

Si está nublado no te confíes y aplica igualmente tu protector solar. Aunque no sientas la misma necesidad de proteger tu piel cuando no hay sol, piensa que la radiación es prácticamente la misma que en los días soleados. Si hay luz es porque hay radiaciones, con lo que sigue la misma rutina que en los días de sol radiante y evitarás lamentarte al llegar a casa.

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Si tomas alguna medicación de manera habitual revísala para asegurarte de que no sea fototóxica y pueda producirte manchas solares. Los anticonceptivos, así como ciertos diuréticos, tranquilizantes o antibióticos, pueden causar no solo manchas solares, sino erupciones o reacciones alérgicas. Consúltalo con tu médico o farmacéutico.

Mientras estés expuesto al sol, bebe agua o bebidas isotónicas de forma frecuente para reponer los líquidos perdidos y las sales minerales. Los niños y las personas mayores son especialmente sensibles a la deshidratación.

Si estás embarazada debes extremar las precauciones frente al sol ya que debido a la locura hormonal propia del embarazo se dispara el riesgo de que aparezcan manchas que luego son difíciles de eliminar.

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Después…

Cuando llegues a casa date una ducha con agua tibia para eliminar los restos de salitre o cloro, sudor y crema solar. Tanto si has ido a la playa, como si has ido a la piscina, los restos que quedan en tu piel tienen tendencia a provocar deshidratación y tirantez. Elimínalos lo antes posible.

Tras la ducha, seca tu piel sin frotar con la toalla. El sol la habrá dejado sensibilizada, así que es mejor que la seques con suaves toquecitos.

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Déjala ligeramente húmeda y aplica un aftersun de manera generosa. Es mejor que durante un par de días lo apliques en lugar de tu body milk habitual. Estos productos post solares están formulados con activos que suplen las necesidades que se generan en la piel después de tomar el sol. Por un lado restituyen la hidratación perdida por la piel y por otro aportan una acción calmante y antiinflamatoria que no está presente en tu body milk habitual. Además, ayudan a fijar el bronceado y aportan una sensación instantánea de confort.

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Antes de irte a dormir vuelve a aplicar el aftersun de nuevo. Tras la exposición solar tu piel está sedienta con lo que necesita un extra de hidratación.

Y con esto ya podemos broncearnos de manera responsable. El sol nos espera… ¡A disfrutar!

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