¿CONOCES TU TIPO DE PIEL?

¿CONOCES TU TIPO DE PIEL?

Conocer con exactitud nuestro tipo de piel debería ser tan necesario como saber cuál es nuestro grupo sanguíneo.  Las necesidades de la piel están íntimamente ligadas a la tipología a la que pertenece de modo que si sabemos en qué grupo nos encontramos nos resultará mucho más fácil proporcionarle los cuidados necesarios y no cometer errores debidos al desconocimiento.

El modo en que nos la cuidamos, los productos que aplicamos o incluso el maquillaje que escogemos debe estar directamente ligado a nuestro tipo de piel y, aunque parezca una cosa simple, muchas son las personas que reconocen no saber exactamente en qué categoría se encuentran.

Tipos de piel

En términos generales existen 4 tipos básicos de piel:

  • Piel normal
  • Piel seca
  • Piel grasa
  • Piel mixta

¿Sencillo verdad? Pues la verdad es que en la práctica no lo es tanto ya que cada piel tiene unas características propias que a veces nos confunden y nos hacen auto clasificarnos en el grupo equivocado y esto, a su vez, nos puede llevar a utilizar productos que pueden no ser los más adecuados y causar efectos indeseados.

Para que todo esto no nos ocurra repasaremos detalladamente las características generales de cada tipo de piel con el objetivo de reconocer en que grupo nos encontramos.

La piel normal: la piedra filosofal de los tipos de piel

La piel normal es aquella que a todos nos gustaría tener. En realidad es un tipo de piel que es casi una leyenda urbana por lo poco frecuente que es. Pocos son los afortunados que pueden presumir de tener la piel en perfectas condiciones gracias solo a la genética.

La piel normal, o piel eudérmica, es aquella que no tiene problemas a destacar. Presenta poros finos, buena circulación sanguínea, textura aterciopelada, suave y lisa, ausencia de impurezas y un favorecedor color rosado. Es decir, lo que en lenguaje coloquial llamaríamos una piel bonita.

Piel Normal

Piel seca: la piel con sed

Este tipo de piel se caracteriza por un déficit en la secreción de sebo por parte de las glándulas sebáceas, con lo que, al disponer de menos lípidos, la piel está menos protegida frente a las agresiones externas y resulta más difícil retener la humedad natural. La piel seca suele tener una incómoda sensación de tirantez, a la vez que se ve opaca, apagada y descolorida. En la mayoría de los casos suele ser una piel fina con tendencia a descamarse debido a la falta de hidratación.

Aunque visualmente suele ser una piel bonita no hay que bajar la guardia en cuanto a su cuidado ya que es propensa a la aparición de arrugas prematuras y envejece peor que otros tipos de piel.

Piel Seca

La piel grasa: la más temida

La piel grasa se caracteriza por una sobreproducción de sebo, comúnmente conocido como seborrea. Esto le da a la piel unas características muy fáciles de identificar: poros abiertos y muchas veces obstruidos, brillos, piel gruesa y en muchas ocasiones desvitalizada y opaca. La sobreproducción de sebo es la causa directa de la aparición de granitos e impurezas.

Aunque es cierto que visualmente no es una piel bonita no todo son cosas negativas. Debido a la sobreproducción de sebo suele tratarse de una piel altamente resistente y a la que el paso del tiempo trata mejor que a las pieles secas con lo que son más resistentes al proceso de envejecimiento cutáneo y a la aparición de arrugas.

Piel Grasa

La piel mixta: la más generalizada

La piel mixta o combinada presenta características de los dos tipos de piel anteriores  en dos zonas diferenciadas del rostro. Es decir, una zona T (barbilla, mentón y frente) con características similares a la piel grasa en contraste con unas mejillas entre normales y secas.

Es una piel que en ocasiones no resulta fácil de tratar ya que al tener diferentes necesidades debemos buscar un producto que se ajuste a las dos zonas. Hoy en día en el mercado hay multitud de productos especialmente formulados para tratar este tipo de piel.

Piel Mixta

¿Cuáles son las necesidades de cada tipo de piel?

Una vez reconocida la tipología en la que nos encontramos es mucho más fácil aportarle justo aquello que necesita. En términos generales, las pieles secas necesitan nutrición que les aporte elasticidad y confort, las grasas necesitan controlar la actividad de las glándulas sebáceas para limitar la producción de sebo y las mixtas necesitan utilizar productos ligeros que no engrasen la piel pero que sean lo suficientemente hidratantes como para que las zonas secas estén protegidas. Pero veamos con detenimiento las necesidades y cuidados de cada una de ellas.

  • Lo que la piel normal necesita

Si te encuentras entre los afortunados poseedores de este tipo de piel te ha tocado el más fácil de los tratamientos. Preocúpate simplemente de buscar tratamientos que aporten hidratación para mantener el buen estado de la piel utilizando productos suaves de limpieza que mantengan la piel limpia pero sin desengrasarla en exceso. Exfóliate de forma periódica con productos suaves.


  • La piel seca

La piel seca es una piel aparentemente bonita pero altamente frágil aunque es cierto que con no demasiados cuidados se mantiene en buen estado. Si has reconocido tu piel como tal, límpiala preferiblemente con leche limpiadora y tónico para eliminar la suciedad respetando al máximo la protección de la piel para que no se reseque. Aplica siempre una hidratante por las mañanas y por las noches cámbiala por una nutritiva que durante la noche reponga los lípidos de los que carece tu piel seca. No abuses de la exfoliación para no dejar la piel excesivamente desprotegida.


  • La piel grasa

Al contrario de lo que mucha gente piensa, la piel grasa es una de las que más cuidados y constancia necesita. Lo primordial, si tienes este tipo de piel, es que la mantengas limpia con un producto adecuado para su limpieza.   Por otro lado, no cometas el error de no usar hidratante por miedo a que te salgan granitos. No te resultará difícil encontrar productos especialmente formulados para tratar la piel grasa y que, a la vez que hidraten, normalicen y mantengan la piel mate durante mucho más tiempo. Si no hidratas tu piel, ésta se sentirá desprotegida y empezará a segregar aún más sebo para suplir esa necesidad con lo que al final tu piel acabará brillando mucho más. Por otro lado no abuses de la exfoliación. En las pieles grasas es necesaria pero si abusas corres el riesgo de sensibilizar la piel y provocar un efecto rebote. Se constante con la limpieza dos veces al día utilizando un producto adecuado y verás rápidamente la mejora en tu piel.

Y hasta aquí el post de hoy. ¿Te hemos ayudado a reconocer tu tipo de piel?

  

 

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