TRANSFORMA TU BAÑO EN UN SPA
Hoy nos hemos propuesto que te dediques unos mimos sin salir de casa. ¿Te apetece? Sigue leyendo y te explicamos cómo.
Lo primero que debes hacer es organizar todo lo que vas a necesitar para tu homemade SPA. Crear un ambiente propicio para la relajación es básico si quieres conseguir una verdadera experiencia SPA. Necesitarás: un hueco en tu ajetreada agenda, un par de tus velas favoritas, una bañera llena de espuma (aunque también te puedes apañar con una ducha alternando temperaturas), y todos los potingues que te apetezca ponerte en el cuerpo. Como entendemos que todo proceso necesita un orden, te orientamos sobre cómo organizar tu experiencia SPA casera.
No hay sesión SPA que se precie, aunque sea casera, que no preste especial atención a manos y pies, con lo que será por ellos por dónde empezaremos. Retira el esmalte antiguo y da forma a tus uñas en manos y pies. Aplica una generosa capa de crema sobre las cutículas. La crema, y el agua calentita del baño relajante las ablandarán y te será más fácil retirarlas hacia atrás.
El baño…
A continuación llena tu bañera, añade tu gel de ducha favorito y si quieres darle un toque más SPA, añade una gotas de aceite relajante al agua. Mientras se llena la bañera, dedícate a crear ambiente. Enciende tus velitas, baja la intensidad de la luz e intenta que tu baño esté ordenado. Aunque te parezca una tontería, un ambiente ordenado ayuda a que te relajes con más facilidad. Evoca el ambiente de una cabina SPA y verás que el orden y el minimalismo suelen ser características comunes en todos ellos. Por último, pon una música relajante y ¡voilà! ¡Ya está todo listo! Ahora toca lo más importante… no hacer absolutamente nada durante 15 minutos. ¡Sólo relájate y disfruta!
Antes de que te empieces a arrugar cual pasa de Corinto, dedícale un minuto a tus pies y pasa la piedra pómez por talones y zonas con durezas. Gracias a la acción del agua caliente y la piedra pómez, tus pies quedarán suaves como los de un bebé.
Ahora toca suavizar la piel del cuerpo. Ayúdate de un guante de crin para eliminar las células muertas y pásalo por todo el cuerpo. Esto ayudará a activar la circulación sanguínea, te sentirás vigorizada y con la piel a prueba de caricias.
Mímate…
Ahora toca mimar tu piel. Empieza por los pies. Con un palito de naranjo retira las cutículas. Intenta resistir la tentación de cortarlas ya que protegen la uña. Aplica una cantidad generosa de crema en tus pies, insistiendo en los talones y las cutículas, y colócate unos calcetines de algodón. Esto ayudará a que la crema penetre completamente y tus pies queden suaves y profundamente hidratados.
Mientras tus pies se hidratan, vamos a ocuparnos del rostro. Si hace mucho que no te exfolias la piel, ha llegado el momento de que no lo retrases más. Realiza una exfoliación suave sobre rostro y cuello y a continuación, aplica tu mascarilla favorita y aprovecha para empezar a mimar tus manos.
Empieza dando forma a tus uñas con una lima y pon un poquito de crema en las cutículas y masajea hasta que se ablanden. Empújalas con un palito de naranjo y repite la misma operación que en los pies; embadurna tus manos de crema y déjala hasta que se absorba. Relájate unos minutos hasta que finalice el tiempo de exposición de la mascarilla.
¡Ring! ¡Es hora de retirar la mascarilla! Limpia tu piel y aplica tu hidratante favorita. No olvides hidratar tu contorno de ojos y aplicar cacao en tus labios para una hidratación completa.
El toque final…
Solo queda dar el toque de color a tus uñas. Empieza por tus pies. Retira el exceso de crema de las uñas y aplica tu esmalte favorito. Mientras se seca el esmalte de los pies, dedícate a las manos. La última tendencia es escoger colores que coordinen entre ellos, aunque sean tonalidades totalmente diferentes.
Y con esto, has llegado al final de tu sesión SPA casera, ¿repetirás una próxima vez?